Queridos Reyes Magos:
Este año estamos más necesitados que nunca de vosotros, de vuestra presencia y de vuestros dones.
Os pido para mi, pero no sólo para mi, os pido para todos los que están en el camino de la búsqueda, más avanzada o menos, pero en camino.
Regalarnos vuestra capacidad intuitiva y perceptiva, vuestra sabiduría para leer las señales, vuestro convencimiento a pesar de que el camino se hace largo y, a veces, se oculta la estrella que guía.
Regalarnos vuestra capacidad de recorrer el camino con otros, diferentes a vosotros, vuestra paciencia, vuestra profundidad, vuestra capacidad de reconocer los dones propios y los dones ajenos.
Regalarnos vuestra capacidad de descubrir lo más grande en lo más pequeño, vuestra capacidad de adorar, en este tiempo nos hace falta sobretodo la capacidad de adorar, vuestra capacidad para regalar lo esencial, lo que tiene que ver con la esencia, con la identidad: oro como Rey, incienso como Dios y mirra como hombre.
Regalarnos la admiración, el sobrecogimiento, la alegría, la contemplación.
Regalarnos la capacidad de vivir el Misterio y acogerlo para siempre en el corazón.
Regalarnos el Silencio, la capacidad de hacer Silencio, de dejarnos envolver por el Silencio sereno que en la noche lo envuelve todo.
Y cuando toque el tiempo de la partida, tras el encuentro, regalarnos la capacidad de elegir el camino de vuelta, el que lleva de nuevo a nuestra tierra. Enseñarnos a descartar el camino de los Herodes que matan a nuestros niños interiores, queriendo matar al Dios que ha venido a nacer en nosotros, en nuestros corazones. El Amor ha tomado forma humana.
Y, por último, regalarnos la voz, las palabras, los gestos que manifiesten a los otros, a los nuestros, a todos, ese recién nacido.
Magdalena Rodríguez
Andújar a cinco de enero de 2015