Durante estos días he leído muchas manifestaciones sobre los sucesos que están aconteciendo. Cada una expresión de un nivel de conciencia distinto.
Una me impacta especialmente y queda resonando en mi corazón:
“Hace más ruido un árbol que cae, que todo un bosque que crece”.
El mal es muy escandaloso. La inconsciencia hace mucho ruido y genera muchas noticias. El crecimiento silencioso de tantas y tantas personas en el mundo no genera apenas ninguna.
¿Dónde se enfoca mi mirada?, ¿Dónde permanecen atentos mis oídos?, ¿Dónde mi corazón, para perseverar en la esperanza?
Me preguntan con palabras y con el dolor en las miradas donde está mi Dios.
Veo a Dios sembrando la paz en los corazones en medio de tanta destructividad. Veo a Dios amando en medio del sinsentido. Escucho como gesta silencioso lo nuevo, mientras el estruendo de lo antiguo cayendo genera miedo y desesperanza.
Mi corazón se deja afectar por todos los acontecimientos. En ellos Dios me sale al encuentro y alza de nuevo en mí, rotunda, la voz de la Vida.
Me acrisola en la esperanza con mayúsculas, en la que espera que, suceda lo que suceda, tendrá sentido, colmándome de la serenidad que nace de colaborar incondicionalmente con lo inevitable, manteniéndome despierta con la luz de la Conciencia, avivando mi pasión por vivir y por ser humana, radicalmente humana………………
………………..Todo esto en silencio, en lo profundo……………
Tengo una visión que algún día tomará forma: esta energía poderosa del Amor provocará la revolución de los corazones.
Magdalena Rodríguez Martínez
21 de noviembre de 2015 El Pocico Aguadulce