Vivir la Vida, una vida humana, en realidad implica tres movimientos: la vida vivida, la vida contemplada y la vida celebrada.
En este tiempo de primavera se me regala una especial disposición de mi corazón a celebrar la vida. Todo me invita a ello: la naturaleza exuberante, engalanada, mostrando la manifestación de la belleza de la vida; las fiestas que se celebran, todas relacionadas con la vida en sus distintos aspectos; los propios acontecimientos de mi vida, vividos y contemplados, que ahora me invitan a ser celebrados.
Todo este movimiento interior me suscitaba una reflexión sobre este aspecto tan poco nombrado y, tantas veces, mal vivido.
A nivel social hemos confundido lo celebrativo con lo festivo. Hemos hecho una desconexión del sentido profundo de este compás tan humano que es el celebrar. La celebración no niega el disfrute, pero lo trasciende y lo profundiza, llevándonos a la experiencia del gozo.
En la evolución de nuestra sociedad occidental lo celebrativo se ha pervertido y empobrecido.
La perversión consiste en seguir usando celebraciones que tenían un sentido, desconectándolas de él y poniéndolas al servicio de intereses materialistas y formas de vida tan superficiales que deshumanizan: la navidad, gran exaltación del consumo; las primeras comuniones, en las que, en la mayoría de los casos, iniciamos a nuestros niños a la sociedad de consumo, etc.
El empobrecimiento consiste en el haber hecho desaparecer ritos de paso necesarios que marcan la transición de un estado a otro en la vida de una persona. Todos ellos ayudan a no perderse por el camino de la vida: marcan el inicio de la vida, el paso entre la juventud y la edad adulta, entre la soltería y el matrimonio, entre no pertenecer y pertenecer a un grupo, la consecución de logros, la cosecha de los frutos, el final de la vida. Los jóvenes buscan maneras de hacerlos posible en la sombra: botellona, como iniciación en la adultez, fiesta de la primavera, que marca el despertar de la vida cada año y ritos de iniciación en bandas donde tienen que pasar pruebas verdaderamente peligrosas para demostrar su valor, entre otras.
¿Cuáles son las consecuencias de este proceso? La desconexión y la indiferenciación conllevan una deshumanización y deja el terreno abonado para convertirnos en seres que fluctuamos entre lo animal-instintivo y la máquina. Nos convertimos en “homo consumers”, adoramos al ego en todas sus manifestaciones y cada fiesta puede ser convertida en una parte del ritual vacío que nos deja exhaustos, con “los instintos sacados al sol” y listos para retornar a una vida gris, sin sentido, donde volvemos a ser abducidos por las pantallas y a vivir en automático, a ritmos adsl. Con más hambre que antes de lo verdadero, pero sin concebirlo posible, nos disponemos a llenarnos de nuevo con el pan que no satisface, que no alimenta, y que por eso tenemos que consumirlo una y otra vez.
Vivir desde el Ser no es rentable para una sociedad construida desde el ego. Las verdaderas celebraciones están conectadas con lo humanamente vivido, con la naturaleza y las distintas etapas de la vida, con el Ser profundo. Cuando se celebran, colman los deseos más profundos de nuestro corazón, plenificándonos.
Participar activamente en una celebración viva tiene consecuencias: la belleza se manifiesta transparentándose a través de la sencillez; lo que llena es lo que sucede dentro, emergiendo en una alegría serena que ilumina la mirada y nos vuelve radiantes; el sentido de lo celebrado hace que brote la gratitud y aumenta la conciencia de que somos amados; fortalece los vínculos porque nos hermana desde lo profundo; nos facilitan el retorno a la unidad con la naturaleza, cada una de ellas nos devuelve a la cotidianidad más vibrantes, más vivos.
Celebra la Vida, atrévete a adentrarte en este cierre de la danza de una vida vivida, que dispone a iniciarla una y otra vez avanzando pasos hacia lo pleno. ¡¡¡¡Celebra la Vida!!!!
Magdalena Rodríguez Martínez
Sevilla, 14 de mayo de 2017
Muchas muchísimas gracias querida madrina por compartir tu SER, y muchas gracias por celebrar la vida junto a mí
TE QUIERO