El invierno es la estación de la semilla, del potencial, de la energia vibrante que se acopia, de lo esencial.
Cada año la naturaleza atraviesa esta estación para vivir este movimiento de la Vida, necesario para que esta complete su ciclo y la vida pueda volver a brotar.
Los seres humanos necesitamos tambien de tiempos de hibernación, de estar dentro, de pausa a lo largo de nuestro año y como etapas más largas a lo largo de nuestra vida.
En estos tiempos experimentamos una conexión con lo profundo, a la vez que descansamos en él y gestamos una transformación que podrá ver la luz en el siguiente movimiento, cuando toque que florezcamos y nuevos brotes y posibilidades aparezcan en nuestra cotidianidad.
Saber vivir el invierno implica quedarnos en lo esencial y permanecer ahí hasta que el impulso de la Vida nos lleve al próximo movimiento. Para ello necesitamos estar a la escucha de nuestro corazón y respetar lo que nos indica.
Implica además amar la desnudez de nuestra verdad, sea cual sea el momento en el que nos encontramos, renunciando a la apariencia.
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Todos me gustan, ya sabes, pero este especialmente, aunque el título es bonito yo lo hubiera titulado ” El camino del corazón “, me encantan estos encuentros, vuestros y nuestros, al otro lado también nos emocionamos y aprendemos, es verdad que han salido muchos temas, particularmente a mi me gustaría que cuando sea posible trataras el tema de ” la sombra”. Gracias siempre al vosotras.