“Mirad que realizó algo nuevo; ya está brotando ¿no lo notáis? ” Is. 43,9
En el proceso natural de la vida los tiempos de gestación y tránsito terminan para dar a Luz una forma nueva viva, o dicho de otra manera, la Luz toma forma y se abre paso hacia la Vida.
Un parto, la eclosiòn de una crisálida, la llegada a la tierra prometida, el arribar a Ìtaca, la apertura, el enraizamiento y la manifestación del Ser, son movimientos naturales dentro del proceso evolutivo y expansivo de lo creado.
Cuando esto sucede, vamos a ir experimentando la necesidad de crear una nueva forma de vida en lo cotidiano que refleje la transformación que ha sucedido en el interior.
En esta etapa nos vivimos inmersos en despedidas, bienvenidas, creatividad con todos sus componentes: decisiones, renuncias, riesgos y toda una gama de emociones que requieren ser metabolizadas.
Todo el proceso ha afectado a nuestra identidad, que ha vuelto a conquistar un trozo de la tierra del Ser que ya somos; y va tener consecuencias en las relaciones con las personas con las que estamos vinculados; así como en ámbitos como el profesional, la economìa, la ética, el cuerpo, lo espiritual, etc…. Conformando todo un nuevo universo que hay que descubrir. Conlleva un gran aprendizaje y la necesidad de ser amorosos y pacientes.
El mismo proceso que se está viviendo de una manera individual, está sucediendo a un nivel comunitario. Es una urgencia còsmica dar forma a una nueva humanidad que se organiza en comunidades basadas en criterios del Ser y en funciòn de la comunión con todo lo creado y del bien común.
Esta entrevista refleja con más riqueza y hondura este maravilloso proceso.
Quiero agradecer a Sara Pontiveros sus preguntas, reflejo de una búsqueda honesta personal y de los interrogantes que otras personas se plantean en este camino hacia la plenitud del Ser.