Contemplo el ciruelo del jardín y con mucha sabiduría me hace darme cuenta de que vivir una vida con propósito es algo natural. Tras haber pasado unos meses de invierno al desnudo, mostrando sólo lo esencial, ha comenzado a llenarse de flores blancas que embellecen anunciando la primavera y que luego, en verano, se tornarán en frutos y nos los ofrecerá cuando ya estén dulces y maduros. Para vivir su propósito sólo necesita estar abierto y en conexión con la vida, permitiendo que lo recorra la savia nueva. Y es así como manifiesta la verdad de su naturaleza y se despliega hasta su plenitud.
Ante la realidad de la muerte es cuando podemos ver con nitidez en que consiste el verdadero triunfo en la vida. Puede que ante el vacío que supone el tránsito a la otra orilla y el desconocimiento que tenemos de esta realidad humana, queramos ganarle la partida acumulando riquezas, “ganándonos” un buen nombre que perdure, afanándonos en logros y prestigio, acumulando conocimiento. Pero lo cierto es que nada de esto garantiza la vida verdadera. El gran tesoro lo llevamos dentro, y es nuestro verdadero ser. En la medida en que conectamos más y más con él y aprendemos a manifestarnos desde ahí, dejándonos recorrer por esa verdad que nos habita, desplegaremos una vida plena que ofrecerá sus frutos maduros al mundo, como el ciruelo. Así es cómo vivimos el propósito.
La búsqueda no es algo mental. Hay una verdad que nos habita y cuando la desoímos y no nos entregamos a ella por estar desconectados y viviendo desde claves más superficiales y egóicas se genera un vacío interior, que puede generarnos situaciones de falta de sentido, desesperación, desvitalización, crisis y enfermedad, pero también nos puede guiar como la sed guía a la fuente. Si sostenemos ese vacío y nos rendimos a nuestra verdad profunda, seremos guiados por el camino de la vida hacia experiencias y oportunidades que nos ayuden a vivir desde nuestro propósito.
Lo que construimos desde la superficie se derrumba fácilmente y no genera vida. Desde el ser la vida se expande y plenifica en nosotros y a través nuestra. Como dice un himno de la oración de laudes:
“Siempre es hora de la gracia, !despierte el alma dormida! Tus años no morirán, lo bueno y noble perdura en la dicha”
Roger Garaudy en sus escritos expresa: ” Ser joven es tener alma, es decir, no solamente recuerdos y un destino, sino un verdadero porvenir que no se asemeje ni al pasado, ni al presente, que represente una verdadera creación, un tomar parte en la invención del futuro”
Dedicar nuestro tiempo y nuestra energía a manifestar aquello a lo que hemos sido llamados y que únicamente podemos hacerlo nosotros, no sólo garantiza nuestra felicidad, sino también que contribuyamos a la construcción de un mundo verdaderamente maduro con sabor humano.
Os dejo con la entrevista que realicé el día 1 de marzo para el programa “Querer vivir” de Radio Mairena, donde profundizo en este tema tan necesario a través de las preguntas que me realizan sus entrevistadores. Gracias por esta oportunidad a todos ellos y espero que la disfrutéis.
Lo humano es pleno en sí mismo, como lo es el ser león o águila o delfín. Lo que sucede es que se nos entrena desde muy pequeños a desvincularnos de nuestra propia capacidad y plenitud, a sentirnos perdidos, inseguros, atemorizados y sin identidad; entonces se nos enseña que lo que necesitamos está fuera de nosotros mismos y que, por lo tanto, hemos de obedecer y dejarnos guiar por supuestas autoridades; el resultado es la esclavitud interna, la desconexión permanente con la propia verdad y plenitud. Ya llevamos muchos siglos en esta dinámica y está claro el resultado. La solución es apagar el interruptor de la realidad que todos los días nos anuncian como verdadera, y mirar, desde la propia libertad y soberanía, el emocionante mundo que se nos regala cada día, lleno de luz y color (y aventura).
¡Qué gusto y qué belleza si cada uno manifestara la luz de su propio ser!
(Perdona si me he enrollado mucho. ¡Ya sabes como soy! ♂️☺️).
Muchas gracias Jesús por tan valioso comentario. Lo que aportas es tan verdadero y tan necesario, que ojalá cada persona pueda ir dándose cuenta de esta realidad que nos ha esclavizado y llevando a cabo un proceso de liberación personal, así como contribuir al acompañamiento de la liberación de otros desde su ejemplo de vida. En ese camino estamos…