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La Porosidad

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En el cotidiano vivir vamos friccionando con la realidad de manera que, poco a poco, nos va invadiendo una actitud de cerrazón consciente e inconsciente, que abarca el cuerpo que somos en sus distintas dimensiones: lo físico-biológico, lo mental-emocional, lo energético y lo espiritual. Sólo el hecho de adentrarnos en la vida y vivirla nos va desgastando y nos descentra, nos vamos deslizando, sin apenas darnos cuenta, a la superficie.

La mayor parte del tiempo vivimos desde nuestro “pack” de supervivencia, a la defensiva y a la ofensiva, al que caracteriza una hiperreactividad hecha a base de patrones automáticos inconscientes.
Los hemos aprendido a lo largo de nuestra historia, con cada acontecimiento vivido que ha grabado en nosotros una creencia sobre nosotros mismos y sobre cómo es la vida y la realidad que esta nos ofrece.

En este aprendizaje apenas ha mediado nuestra voluntad, y cuando así ha sido, inmediatamente lo hemos automatizado y guardado en el inconsciente, como una forma válida de enfrentar lo que nos sucede. Así hemos ido dejando espacio en nuestro interior que será ocupado por pensamientos y sentimientos que creemos nuevos y provocados por el acontecer que estemos viviendo. En esta dinámica “no vemos que no vemos” el patrón que una y otra vez se activa, y a eso le solemos llamar “mala suerte”.

La danza de la Vida consta de cuatro movimientos fundamentales: la vida vivida, la vida contemplada, la vida compartida y la vida celebrada.
Los dos primeros podemos situarlos en el ámbito personal, mientras que los dos seguientes pertenecen al ámbito de lo comunitario, pudiendo ser experimentado sólo en él. Ambos ámbitos son la sístole y la diástole de nuestra existencia. Cada uno de los movimientos de la danza son necesarios, pero no suficientes para poder saborear la plenitud de una existencia radicalmente humana.
Es por ello que al movimiento de la vida vivida le corresponde el movimiento de la vida contemplada para equilibrarnos y restaurar la porosidad que caracteriza a nuestro Ser profundo.

Por ello, de igual manera que en lo cotidiano, al vivir nos vamos cerrando, es en medio de nuestra cotidianidad donde hemos de ir incorporando prácticas que nos devuelvan nuestra porosidad natural.

Cabe preguntarnos qué produce ese proceso de fricción y desgaste que nos cierra, creando resistencias, rigidez, distanciamiento y evitación afectiva, corazas, máscaras…… Y un sinfin de mecanismos defensivos en los distintos niveles físico, mental, afectivo, energético y espiritual.

Nos cierran las heridas no curadas que creemos que porque ocurrieron en el pasado no ejercen ningún efecto en el presente; los ritmos  adsl que conllevan lo que se ha venido a denominar “la rapidación” de la experiencia que la hace poco menos que imposible de contemplar y asimilar, dejándonos con la sensación que pasamos por la vida de puntillas, sin poder “darnos cuenta” de lo vivido, sin poder saborearlo y,por tanto, compartirlo y celebrarlo. Cuando falta la conciencia faltamos nosotros, y sin nuestra presencia no podemos ser los protagonistas de nuestra vida, ni tener poder de transformación; Contribuye a nuestro cierre las creencias negativas que a lo largo de nuestra vida se han ido grabando en nuestra psique, que nos limitan, deforman y empobrecen. La más limitante de todas es la de que no somos amados. Esta se instaura en nuestro centro identitario sustituyendo a la verdadera que está grabada en lo profundo: el Amor genuino que se nos ha derramado en nuestros corazones, que nos afirma incondicionalmente desde el principio en nuestro Ser único y valioso; el sufrimiento y el cansancio, el exceso de tareas, el vivir sin autenticidad, caminando por caminos que otros o nuestra sociedad han diseñado para nosotros “para nuestro bien”……entre otros.

Para que aflore y nos ilumine la esperanza he de decir que siempre ha habitado en mi una fuerza que me ha empujado hacia la realización de lo que Soy, y de igual manera he sido testigo de cómo sucede lo mismo en muchas personas a las que acompaño en sus procesos o con las que comparto camino. Es la fuerza de la Vida buscando resquicios por donde salir.

Hay un antes y un después cuando de manera consciente tomamos la decisión de ayudarla, siendo protagonistas activos del trabajo que conlleva el generar porosidad
para que la Luz que somos avance y se manifieste.

Ayer, en medio de mi retiro de Silencio del verano, me alcanzó algo muy sencillo: “No se puede generar oscuridad, no existe por si misma, no tiene entidad”. Por tanto cuando los poderosos quieren generar miedo, sinsentido, desesperanza, es decir, oscuridad en todas sus formas, sólo tienen que crear realidades que impidan que entre la Luz. Esta manipulación es fácil de llevar a cabo mediante la educación y los medios de comunicación, ya que a través de ellos se realiza el injerto de determinadas normas, formas de ver y concebir que llevan a creer que no es posible el cambio, ni otra vida con mayúsculas, creencias falsas de lo que somos, de nuestro sentido existencial y de lo que Es.

Estas dinámicas nos mantienen a la mayoría de las personas retenidos o secuestrados en un estadio evolutivo que no responde a lo humano, sino más bien a lo que yo llamo el modo máquina/animal. En este estadio, falseado e injertado, prevalece lo instintivo y lo mecánico desafectado y repetitivo, alternándose ambos para aliviar el precio que hay que pagar por vivir en cada uno de ellos una parte de nuestro tiempo. Afectan a todas las dimensiones del ser humano: su vocación, sus relaciones afectivas, su conocimiento, relaciones societarias, ocio, ritmos, relación con la naturaleza, nutrición, vivencias espirituales infantiles y/o mutiladas. Entrando todo a formar parte del Gran Mercado.

Así, desconectados de lo esencial y fundante, de lo verdadero, vagamos perdidos por el mundo, a la defensiva y a la ofensiva, llenándonos de pseudonutrientes físicos, psiquícos, relacionales y espirituales.

Nuestra tarea es irremisible y amorosamente la de abrir espacios en nosotros y a nuestro alrededor para que entre la Luz, Bella, Verdadera y Bondadosa, la Luz de lo que somos, la Luz de lo que Es.

Cómo podemos llevarla a cabo?
Indicaba más arriba la necesidad de incorporar prácticas en nuestra cotidianidad que restablezcan esa porosidad natural que nos pertenece.

Donde ponemos nuestra atención alli está nuestra conciencia. Con nuestra conciencia, con nuestro “darnos cuenta” se diluyen las rigideces, las tensiones; se van deshaciendo los patrones, las resistencias, las corazas, a través de una práctica continuada, donde el objetivo es un ver incondicional, un darnos cuenta que ya introduce porosidad, porque al activarse nos desidentifica de lo que no es, de lo que no somos.
Esta práctica podemos llevarla a cabo en nuestro día a día aplicándola a todas nuestras dimensiones corporales, la física, la mental- afectiva y relacional, energética y la espiritual.

El cultivo de la interioridad, el vivir nuestra vocación y ponerla al servicio de la comunidad, la conexión con la naturaleza y sus ritmos, la sencillez de vida, los tiempos de descanso auténtico y silencio, el abrirnos a realizar procesos terapéuticos mediante los cuales podamos sanar heridas y desarrollar potencialidades, desde una visión holística que nos abarque en nuestra complejidad, una nutrición y un trabajo corporal conscientes, las pausas en lo cotidiano, un saber saborear el arte en todas sus formas y cultivar el conocimiento que es sabiduría y que ya está dentro de nosotros, el vivir la dimensión celebrativa de la vida con un disfrute que se abra al gozo y la alegría de ser y vivir, son los grandes generadores de porosidad que una y otra vez nos devolverán a nuestro estado primigenio.

Magdalena Rodríguez
Guardamar del Segura
19 de julio de 2018

4 comentarios

  1. Pilar Macias Moreno

    Maravilloso artículo Magdalena. GRACIAS!!! Por compartir tu amorosa sabiduría con el Mundo. Espero ansiosa el siguiente pero mientras tanto leeré y releere este y por supuesto lo compartiré, es un regalo…

  2. Juan Gómez

    Extraordinario artículo… consigues descifrar con mucha claridad las causas de las limitaciones en la comunicación entre las personas. Genial. Me siento muy identificado con lo que dices. Gracias.

  3. Raquel

    Precioso Magdalena, me sigo maravillado de la capacidad que tienes de expresar en palabras una situación tan caótica a la vez que frecuente y que al leerte nos hace conscientes y nos ayuda a ordenar nuestro interior… A recuperar nuestra porosidad. Muchas gracias!

  4. Maria

    Precioso artículo Magdalena, cargado de sabiduría experimentada, conecta con mi Ser, lo leeré más veces para darme cuneta de tantas creencias limitantes que aún habitan en mi.
    Muchas gracias por compartir con el mundo ese ” darnos cuenta” de lo que es vivir desde la consciencia abriendo paso a lo más profundo de nuestro Ser.

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